martes, 2 de octubre de 2012


UTOPIA

Cuentan que una colonia de hormigas decidió un día salir a excursión, iban en busca de un nuevo lugar donde pudieran crear su nido y sentar las bases de la nueva colonia, un lugar al que el mundo recuerda como Utopía.
Y dice la leyenda que las hormigas viajaban y viajaban, y el camino se volvía cada vez más penoso y peligroso.Algunas hormigas decidieron regresar, otras se quedaron varadas en el camino, pues carentes de ánimo pronto la debilidad las invadióy fueron incapaces de seguir adelante.
Pero sucedió, que la colonia se juntó, renovó los pactos, restablecieron la confianza y continuaron todas el camino, salvo un grupo que decidió regresar al nido en que vivían antes, plenamente convencidas de que esa tierra llamada Utopía no era sino el fruto de una imaginación muy desarrollada pero desgraciadamente irreal.
De la colonia original, únicamente seguían aferradas al sueño unas cuantas hormigas, el paisaje cambió y se encontraron de pronto ante una gran montaña que había que subir, enfrentando los peligros de los precipicios y las bajas temperaturas, todo ello sumado a la ausencia de agua y comida.
Muchas consideraron que era imposible escalar la montaña, sólo tres hormigas decidieron que valía la pena intentarlo, pues tal vez al otro lado de la montaña pudiera existir ese mágico mundo de Utopía.
Iniciaron el ascenso y quedaron abajo las hormigas temerosas, pero con la promesa de que si encontraban algo las aventureras, regresarían y las invitarían a seguir adelante.Pero el ascenso duró largo tiempo, se sucedieron los días y las noches y las hormigas que se habían quedado en el valle se hundieron en la desesperanza y decidieron regresar a unirse a aquellas otras que ya habían claudicado en el viaje.
Y nuestras tres amigas subían todavía aferradas al último hálito de fe que les quedaba, una de ellas cayó al precipicio al descuidar un poco el paso que llevaba, las otras dos apesadumbradas decidieron seguir en honor a aquella que había caído.
Pronto, una tormenta se dejó abatir sobre los cuerpos de nuestras cansadas hormigas, buscaron un refugio en una cueva y ahí se mantuvieron; pero la tormenta no cedía, y pasaron dos días ytres días y las hormigas estaban a punto de morir de frío cuando una de ellas le dijo a la otra:
Este viaje en que nos hemos embarcado, ¿Cómo saber si no nos ha traído a la muerte? Empiezo a creer que Utopíano es sino un bello sueño pero se encuentra mas allá de nuestras posibilidades.
La segunda hormiga escuchó largo tiempo las dudas de la primera, yal final sólo contestó:
La vida de una hormiga sólo tiene sentido cuando ha emprendido el viaje hacia el mágico mundo de Utopía; sin un destino final, ningún viaje tiene sentido.
La otra hormiga avergonzada calló, y se unió a la paciencia con la que la segunda hormiga esperaba a que la tormenta cediera.
Días después cuando las nubes despejaron el cielo y el sol derritió las nieves que cubrían la montaña, las dos hormigas pudieron salir y muy pronto observaron a un maravilloso valle que se extendía a los pies de la montaña, pero era el mismo valle que ellas habían tenido que recorrer.
Se dieron cuenta que Utopía no era sino la tierra de donde ellas procedían, pero había que subir hasta la montaña para darse cuenta de la belleza que poseían sin saber.
Llenas de gozo emprendieron el descenso, pero no encontraron a las hormigas que habrían de esperarlas en el valle, encontraron a muchas otras que vivían en los diferentes nidos al pie de la montaña y más adentro en el valle.Y a todas ellas las hormigas les hablaban de que ya vivían en la tierra de Utopía yque el paraíso era ese y no otro, todas las hormigas que escuchaban las tachaban de locas y decían que habían enfermado por haber permanecido tanto tiempo en la montaña.
Pasaron los años y los siglos y los milenios, y el hombre sigue buscando aún una tierra de ensueño y magia a la que busca llegar atravesando valles y subiendo montañas, salvando peligros y descubriendo misterios.
Tal vez algún día logre subir tan alto que pueda hacer el mismo descubrimiento que nuestras amigas las hormigas.


SE QUEMA TU CHOZA

Un día zarpó un barco a alta mar para un viaje de 50 días en el cual iban 20 hombres, entre ellos se encontraba un fiel cristiano de quien todos en la tripulación se burlaban.
Una noche, estalló el cuarto de máquinas y se hundió el barco... sobreviviendo solo el fiel cristiano al naufragio.
El cristiano encontró una isla desierta en la cual se resguardó y empezó a orar fielmente, pidiendo a Dios que lo rescatara.Todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta nunca llegaba.
Ya cansado, eventualmente empezó a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas posesiones.
Un día se fue a pescar y regresó corriendo al ver que se quemaba su choza y no pudo salvar nada...
Después de haber perdido todo, anduvo vagando en la isla como sonámbulo, ya sin esperanza...
El cristiano náufrago estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decía: “¿Cómo pudiste hacerme esto?”, y se quedó dormido sobre la arena.
Temprano a la mañana siguiente, escuchó asombrado la sirena de un buque que se acercaba a la isla.¡Venían a rescatarlo!
Al llegar sus salvadores les preguntó: ¿Cómo sabían que yo estaba aquí?, y ellos le respondieron: “Vimos las señales de humo que nos hiciste...”

En las cosas negativas que nos pasan debemos saber que “todo lo que ocurre es la mejor opción” aunque a veces tiene que pasar mucho tiempo hasta que nos demos cuenta de ello.




EL ARBOL DE LOS PROBLEMAS

El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y le hizo perder una hora de trabajo y luego su antiguo camión se negó a arrancar. Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas
de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta ocurrió una sorprendente transformación.

Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente me acompañó hasta mi automóvil. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.
“ !Oh! ese es mi árbol de problemas, contestó. Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez.Lo divertido es, añadió sonriendo, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como losque recuerdo haber colgado la noche anterior.”

UNA SONRISA TRAS LA TAPIA

Visitando una leprosería en una isla del Pacífico me sorprendió que, entre tantos rostros muertos y apagados, hubiera alguien que había conservado unos ojos claros y luminosos que aún sabían sonreír y que siempre decía   «gracias» cuando le ofrecían algo.
Entre tantos «cadáveres» ambulantes, sólo aquel hombre se conservaba humano. 
Cuando pregunté qué era lo que mantenía a este pobre leproso tan unido a la vida, me dijeron que lo observara por las mañanas.
Y vi que, apenas amanecía, aquel hombre acudía al patio que rodeaba la leprosería y se sentaba enfrente del alto muro de cemento que la rodeaba. Y allí esperaba... esperaba... hasta que, a media mañana, tras el muro, aparecía durante unos cuantos segundos otro rostro, una bella mujer que se paraba al frente y le sonreía con una hermosa y amplia sonrisa. Entonces el hombre respondía a esa sonrisa, sonriendo también.
Luego, la mujer desaparecía y el hombre, iluminado, tenía ya alimento para seguir soportando una nueva jornada y para esperar a que, al día siguiente, regresara el rostro sonriente.
Era su esposa. Cuando lo arrancaron de su pueblo y lo trasladaron a la leprosería, la mujer lo siguió, y se instaló a vivir en el pueblo más cercano a la leprosería. Y todos los días acudía para continuar expresándole su amor. «Al verla cada día - me dijo el enfermo - sé que todavía vivo.»

Muchos viven gracias a tu sonrisa, a tus palabras, a tu esperanza, al cariño que les puedas dar. No bajes los brazos. No dejes de sonreír y de tratar bien a los demás.


¿CUANTOS AÑOS TIENES?

Cuentan que en tiempos de la antigüedad había un sabio que con su sabiduría irritaba al rey del lugar. Entonces el rey fue a conocerlo.
Cuando lo vio, lo primero que le preguntó fue: "¿Cuántos años tienes?"  (por aquello de que la sabiduría tiene que ver con la edad).
A lo que el sabio respondió: "No sé".
Esto puso al rey fuera de sí porque interpretó que el sabio estaba riéndose de él. Entonces gritó: "¡Cómo que no sabes cuantos años tienes!!!! ¿Te estás burlando de mí?".
A lo que el sabio respondió serenamente: "No, señor. Los años que tengo son para mí los que me falta vivir y no los que he vivido, los que he vivido ya no los tengo, por lo tanto, no sé cuantos años tengo."

CAMINO DE LA FUENTE


Un aguador de la India tenía sólo dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba sobre los hombros.
Una tenía varias grietas por las que se escapaba el agua, de modo que al final de camino sólo conservaba la mitad, mientras que la otra era "perfecta" y mantenía intacto su contenido.
Esto sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros pues se sabía idónea para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo al aguador:
"Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo"
El aguador le contestó: "Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino". Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero siguió sintiéndose apenada porque al final sólo guardaba dentro de sí la mitad del agua del principio.
El aguador le dijo entonces: "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza. Todos somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados."

EL SUEÑO DEL SULTÁN

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar, ordenó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
- ¡Qué desgracia Mi Señor! - exclamó el Sabio - cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó a su guardia  y encargó que le dieran cien latigazos. Más tarde mandó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había  soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
- ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa  que sobrevivirás a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
- Recuerda bien amigo mío  respondió el segundo Sabio:
"Que todo depende de la forma como se dicen las cosas. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe la menor duda, más la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado."